La clave de toda convivencia está en el diálogo. El diálogo es
imprescindible entre las personas para comunicarse, expresar sentimientos, intercambiar puntos de vista, llegar a acuerdos,… Para que un
diálogo resulte productivo ha de haber siempre una actitud de respeto entre los
interlocutores.
Cuando educamos, tanto en casa como en la escuela, estamos enseñando
a nuestros hijos y alumnos a comunicarse, por eso, apostar por una comunicación
respetuosa es dotarles de herramientas que les ayudarán a vivir en sociedad y favorecerán las buenas relaciones. Padres y
profesores somos los responsables de enseñar a los niños a hablar con respeto a
los demás, y la mejor manera de conseguirlo es dirigiéndonos a ellos con
respeto. Solemos enseñarles a pedir las cosas por favor o dar las gracias, pero
una buena comunicación va más allá de las fórmulas de cortesías. Consiste en utilizar
palabras que les empoderen, les motiven, que les ayuden a crecer, que les
resuenen por dentro y que les enseñen a respetar y ser respetados.